jueves, 20 de marzo de 2014

SAN JOSÉ, MODELO DE CONFIANZA Y SILENCIO

Ayer hemos celebrado la fiesta de San José, esposo virginal de María y padre adoptivo de Jesús. Glorioso protector de la iglesia y modelo de hombre fiel que abraza los planes de Dios. Y como reflexionábamos con el inicio del guión de la celebración, no se puede decir que esta fiesta nos distraiga de nuestro camino en este tiempo cuaresmal. Al contrario, en nuestra preparación a la Pascua san José nos impulsa con su ejemplo de humildad, trabajo, fidelidad, “hombre bueno”: a ser reflejo de lo que Dios nos pide desde nuestra existencia de cada día, sin cosas extraordinarias, pero con docilidad a sus planes.

Es así que nuestro párroco, en su homilía, nos animaba a confiar, primero en Dios, pero también en nuestras personas cercanas, así como el Santo Esposo de María confió en Ella, por que sabía que todo el suceso de la Concepción Virginal, era parte de los planes Dios.



También, meditamos en el silencio de José entendiendo que la gloria del cristiano no reside en los empleos deslumbrantes, sino en el cumplimiento de lo que Dios quiere. Los apóstoles brillaron en el mundo como estrellas; José, nada hizo a los ojos de los hombres; todo lo hizo ante los ojos de Dios. Veía a Jesús, se deleitaba, y no decía nada.

Glorioso santo, perfecto modelo de la vida silenciosa, ¡qué bella es la característica que te distingue entre todos! Con tu cooperación generosa, dios hizo de ti un hombre interior, retirado en su corazón, penetrado de Dios, ocupado en Jesús y en sus misterios, y siempre envuelto en un religioso silencio.

Pero conocemos una palabra tuya, que fuiste el primero en pronunciar, por privilegio singular, el adorable nombre de Jesús, que impusiste al salvador por orden de Dios. Te agradecemos haber dejado este nombre de bondad y misericordia, ¡que tantas almas, en la felicidad o en el dolor, han podido pronunciar después de ti!

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