lunes, 4 de julio de 2011

FIESTA EN HONOR A LOS SANTOS APÓSTOLES

El sábado 2 de Julio celebramos la fiesta Patronal en honor de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo. El frío no detuvo a muchos fieles que se hicieron presente, con gran devoción y alegría para festejar y dar gracias a Dios por este hermoso regalo de estos  grandes Santos de la Iglesia, columnas vivientes de nuestra fe, que nos sostienen y animan para ser verdaderos cristianos en el mundo que nos toca vivir, para ser predicadores del Evangelio con nuestra palabra y ejemplo en nuestro diario vivir, con las personas que nos toque estar y extender a otras almas la Buena Noticia de Cristo, nuestro Salvador.

Todo comenzó a las 17hs. con la procesión por las calles de la jurisdicción parroquial, llevando la imagen del Sagrado Corazón de Jesús,  de nuestra Madre y Patrona, la Virgen de Luján y de los Apóstoles Pedro y Pablo. A viva voz rezamos y cantamos, alabando a Dios y dando gracias, honrando a nuestros Santos Patronos Pedro y Pablo.

Enseguida, dimos inicio a la celebración de la Eucaristía, -la manera más sublime para alabar y dar gracias- presidida, como estaba anunciado por nuestro Obispo, Monseñor Oscar Sarlinga, quien nos animó a seguir a Jesús sin miedo, confiando siempre en el Espíritu de Dios, que es quien nos guiará e iluminará para cumplir con su Divina Voluntad, de la misma manera que lo hizo con San Pedro y San Pablo. Sólo debemos abandonar lo que nos aleja del Señor y seguirlo  Pedro le dijo: ‘Nosotros hemos dejado todo lo que teníamos y te hemos seguido’” (Lc. 18, 28). Así, quien se encuentra con Dios experimenta una transformación que le hace ser más consciente de su responsabilidad. Así sucedió con los apóstoles. Por un lado se descubren pecadores y por otro descubren su vocación. El mismo Pablo, experimentó la presencia de la palabra del Señor y se dedicó a proclamarla. Ojalá nosotros, al final de nuestros días, podamos repetir, al igual que San Palo: “He combatido el buen combate, he concluido mi carrera, he conservado la Fe” (2 Timoteo 4, 7).

Al final de la Misa, Mons. Oscar, bendijo un cuadro del Beato Juan Pablo ll, que luego será entronizado, para ser venerado en nuestro templo. Otro gran Santo Apóstol de Cristo, que le dijo siempre sí al Señor, abandonándose en las manos del Maestro,  para dar testimonio de Él, con la palabra y el ejemplo, en el sufrimiento y en el amor, confiando, no en sí mismo, sino en el Santo Espíritu. Y ahora,  desde la Vida Eterna, intercede por nosotros, para cumplir con la misión que, a cada uno, Dios le concede. ¡Cómo negarnos, sabiendo que contamos con la mediación de estos grandes Apóstoles!.






















viernes, 1 de julio de 2011

FIESTA PATRONAL

El sábado 2 de julio daremos fin al mes, en el cual hemos dedicado a celebrar a nuestros Santos Patronos Pedro y Pablo, la fiesta comenzará a las 17hs. con la solemne procesión por las calles de la jurisdicción parroquial, con las imágenes de los dos Apóstoles. Continuaremos con la misa, la cual será presidida por nuestro Obispo Diocesano, Monseñor Oscar Sarlinga.

El miércoles 29, luego de la misa en conmemoración de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, estuvimos en Adoración al Santísimo en gratitud por el 60 aniversario de ordenación sacerdotal de nuestro Santo Padre Benedicto XVI, también, con la intención de orar por la santificación de los sacerdotes y por el don de nuevas y santas vocaciones sacerdotales. 

Daremos cierre a esta fiesta, aunque le seguiremos rogando por el bien espiritual de nuestra comunidad parroquial, como también, agradeciendo a Dios el regalo de tener a dos grandes pilares de nuestra Iglesia, valientes y fieles discípulos de Cristo, como patronos, junto a nuestra Madre Santísima, la Virgen de Luján.

El misterioso itinerario de fe y de amor, que condujo a Pedro y a Pablo de su tierra natal a Jerusalén, luego a otras partes del mundo, y por último a Roma, constituye en cierto sentido un modelo del recorrido que todo cristiano está llamado a realizar para testimoniar a Cristo en el mundo. Nosotros también somos llamados, como Pedro y Pablo, para dar testimonio de Cristo por medio de nuestra vida, de nuestra palabra, de nuestras obras. Ser cristiano es, por esencia, ser testigo de la resurrección de Cristo, testimoniar que en Cristo el Padre nos ha reconciliado consigo y nos espera en la vida eterna.

Esta solemnidad es una cordial invitación para renovar nuestra adhesión incondicional al Santo Padre, el Papa y a todos los Sacerdotes. A rezar por ellos, por su santidad y por el aumento de nuevas vocaciones. Así viviremos un amor activo y responsable hacia el Vicario de Cristo y sus apóstoles. En definitiva, hacia Cristo y la Iglesia.